
En 1902 Antonio Machado escribía su famoso poema dedicado a las moscas, encuadrado dentro de la corriente conocida como Modernismo, con el que demostraba que no hace falta escribir sobre las cosas más bellas o los sentimientos más puros para crear una obra de arte:
Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas, vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.
Del mismo modo, un siglo después, mientras la mayoría de grupos y cantantes se dedican a cantar al amor puro y a los sentimientos más profundos, el coruñés Xoel López, más conocido como Deluxe, se decide a romper toda esa magia y a llamar a las cosas por su nombre, haciendo de "No es mi primera vez" una canción cargada a partes iguales de sinceridad y sorna. El resultado, muy fresco, con alegres guitarras y la siempre afinada voz de Xoel, lo convierte desde mi punto de vista en la canción más divertida de su cuarto disco, "Fin de un viaje infinito" (2007), elaborado tras compartir la experiencia del Laboratorio Ñ con artistas de la talla de Iván Ferreiro, Amaral o Quique González.
La letra, sin desperdicio alguno, nos habla de la relación entre una chica locamente enamorada y que se muere por perder la virginidad, y un chico que la quiere y se lo pasa muy bien con ella, pero que -no nos engañemos- no está ni de lejos tan ilusionado como ella. Y lo habla con toda la naturalidad del mundo, como diciendo "A ver, que no pasa nada, que es un polvo y si está bien, pues mejor".
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