
Días como hoy, un domingo cualquiera, pasan desapercibidos, se quedan hechos un ovillo y se pierden sin significar nada. Sin embargo, no tiene por que ser asi. Un domingo puede hacerte saltar y plantear mil y una cosas pendientes. Es lo que quiero esta mañana, y por eso traigo música de ponerme en movimiento.
Tras Fatboy Slim hay tan solo un tipo. No es como Crystal Method u otros tantos que agrupan varios DJ, no. Fatboy Slim empieza y acaba en Norman Cook (o Quentin Leo Cook), lo que su repercusión y mantenimiento en los últimos años se hace bastante impresionante. Comenzó su carrera acompañando a grupos de rock e indie en Brighton y un poco más tarde, Londres.
El salto de un escenario a una cabina fue propiciado por un productor que vio el potencial escondido en aquel chaval. Desde principios de los años '90, su vida ha sido pegada a un sintetizador y un par de mesas y platos. Sin embargo, su primer album oficial no apareció hasta 1996, y su éxito fue relativo.
El éxito de verdad lo alcanzó en 1998 con el disco que os traigo hoy, You've come a long way, baby, un disco que marcó el principio de lo que le sobrevino después. ¿Y porqué? Bien. Hay una serie de canciones que reconoceréis al escuchar el disco al instante. Y como a vosotros, a casi cualquiera, especialmente en su tierra natal, donde fue #1 de las listas más importantes, tanto como álbum como los singles.
En España, algunas de sus canciones siempre nos recordarán, inevitablemente, a cierto videojuego. Pero en general, Fatboy Slim es sinónimo de beat, de movimiento y sobre todo, de fiesta y ritmo.
¡A levantar el domingo!