
Un comienzo fulminante, o el equivalente a "vive deprisa y muere pronto". Así podríamos definir la carrera de Jim Morrison y la trayectoria de The Doors en particular. ¿Cuántos álbumes podríamos haber recibido de la voz de Jim si hubiera seguido con los pies en el suelo? ¿Habrían valido la pena?
Es muy cierto, eso sí que nadie puede negarlo, que el comienzo de The Doors fue veloz como un rayo y sobre todo impactante. Irrumpieron en 1967 con un disco en enero y para septiembre ya tenían otro retoño en los brazos - Strange Days - y paseándolo por todo Estados Unidos. Sin embargo, tras el éxito de público, crítica y ventas de su primer album, este segundo se quedó como la niña bonita, su mejor obra, pero quizá la menos comercial. Un éxito artístico, un fracaso comercial. En mi opinión, la mejor de las opciones en la mayoría de las ocasiones.
De ese disco os traigo la pista que para mi resume toda la obra de aquella época de The Doors: "When the music's over"; canción que cierra el disco, dura más de diez minutos y acaba un disco bizarro de manera magistral poniendo un broche que la crítica calificó de "épico".