
Siempre que veo un clásico solista me pregunto insistentemente de donde ha salido. Es decir, prácticamente casi todos los grandes solistas han comenzado su carrera en un grupo. Un grupo en el han comenzado a componer, un grupo de compañeros con los cuales diluir la locura que resulta montar un grupo, como si tirarse al vacío musical fuera más leve en compañía. Aquí traigo uno de esos casos más célebres.
En 1964 se formó una de las bandas más influyentes (aunque realmente carente de éxito a gran escala en su momento) del panorama rock experimental: The Velvet Underground, con Lou Reed a la cabeza, comenzó a telonear pequeños grupos de Nuevo York. Su historia es de lo más interesa en realidad: desde verse obligados a cambiar un cantante por una modelo, tener como manager a Andy Warhol o el estilo anacrónico que tenían en la década de los 70, llena de ruido y distorsiones.
Más adelante seguro que tratamos en más profundidad este grupo y su influencia en la historia del rock, pero por el momento os dejamos con Stephanie Says, de su disco White Light/White Heat del año 1968.