El Archivo de dSong

La vuelta, de Luis Salinas

Silvia 08/09/2012 Sin comentarios

Conocí a un enamorado del flamenco. Se hacía llamar “El Palique”. Antonio Heredia, “El Palique”, pasó muchas tardes en el balcón de su casa en el Sacromonte granadino, muy cerca de la Fuente de la Amapola, aquella que reza ese “Cuanto me gustaría ser la fuente de mi barrio, para cuando pases y bebas sentir muy cerca tus labios". Antonio describía los atardeceres mirando hacia la Torre de la Vela, y a menudo aderezaba el vino con el jazmín de invierno que crecía en el patio. Antonio entonaba fandangos y sentía predilección por el martinete. En alguna ocasión dijo: “estos chinos que cantan flamenco…¡para cantar flamenco hace falta haber comío muchas aceitunas partías!" (sic).

Luis Salinas nació en Buenos Aires y no estoy segura de si las aceitunas han llegado a tocar sus dedos. Pero sí, Luis Salinas es un flamenco o al menos, un enamorado, como lo era también Antonio. Es un hombre inherente a su guitarra, o viceversa. Con el disco “Luis Salinas y Amigos en España” (2004) queda constatada su versatilidad, capacidad improvisatoria y buen apego por cualquier estilo. Porque, ¿qué es la guitarra sino una mezcla de viaje oceánicos y una herencia por fuerza arraigada a los territorios que la acogen?

“La vuelta” es un tango flamenco. Calificarla así  podría resultar incluso casi una declaración de intenciones: quizás un retorno al origen de lo antiguo, a los palos que Antonio defendió, en las tardes de septiembre,  mirando a la Alhambra.

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