“Observaba yo el estado del mar en esas condiciones, en las que los más grandes peces aparecían como sombras apenas dibujadas, cuando el Nautilus se halló súbitamente inundado de luz. Creí en un primer momento que se había encendido el fanal, pero una rápida observación me hizo reconocer mi error. El Nautilus flotaba en medio de una capa fosforescente que, en la oscuridad, se hacía deslumbrante. El fenómeno era producido por miríadas de animales luminosos, cuyo brillo se acrecentaba al deslizarse sobre el casco metálico del aparato”.

Este fenómeno de la naturaleza ha sido objeto de diversos mitos y fantasías. Su sombra azulada, casi fantasmagórica, sobre la superficie del mar hizo las delicias de las mentes más imaginativas durante largo tiempo. Si esa desbordante imaginación la plasmamos en una partitura, tendremos una canción cargada de un significado especial.

En su último disco, “Amar la trama” (2010), Jorge Drexler dedica el tema “Noctiluca” a su hijo pequeño. La noticia de su llegada fue un destello de luz en mitad de un océano oscuro, como el que desprenden las noctilucas en las costas uruguayas. Pablo, el hijo mayor de Drexler, colaboró en esta canción tocando la cajita de música. Como curiosidad, cabe resaltar que este disco se grabó en directo en un estudio de televisión durante cuatro días, con nueve músicos y veinte asistentes por sesión. Un público privilegiado, sin duda.