El hambre. El hambre como estado y no como estadio. Si quisiéramos ilustrarnos en la sensación, la novela de Knut Hamsun, de igual título, sería un buen ejemplo. Pero estamos, a veces sin percatarnos mucho de ello, muy cerca de casos más certeros. Corrientes de hambruna a 2500 km. Un paseo aéreo en que apenas nos daría tiempo a escuchar un álbum, por ejemplo. Rokia Traoré, esa diosa de ébano a la guitarra que hoy os mostramos, es maliense. A pesar de la hambruna, el infierno y la guerra que sufre el país hoy en día, y otras vicisitudes derivadas del reparto del pastel efectuado en su día por la vieja Europa, Mali es un crisol de música y cultura que merece protegerse y gritar qué está pasando al resto el mundo. Porque todos sabemos que para danzar es necesario llevarse pan a la boca y en Mali, debido al extremismo islámico, SE HA PROHIBIDO LA MÚSICA.

Rokia Traoré ( Belidougou, 1974) viene de una familia noble que, como tal, tenía prohibido dedicarse al arte del sonido. Por suerte algunas tradiciones se superan y así Rokia inició su carrera musical, gracias  al apadrinamiento del famoso guitarrista maliense Ali Farka Touré, que también junto a Toumani Diabaté, crearon un disco precioso en torno al instrumento africano kora, que también escuchareis en el tema que hoy os traemos. "Laidu" es un tema incluido en su álbum Mouneïssa (1998), su primer disco internacional, bajo el sello "Indigo". Por primera vez el balaba, el gran balafon de la región, se alía con el ngoni, ambos instrumentos tradicionales.

Suficientes razones para la paz, también con la música. Buen lunes.