
Mucho ha llovido en las voces del jazz para que, en los años agitados del siglo XXI, otra voz varonil y melosa pueda sorprendernos como lo haría aquel Chet Baker destrozado ante un "Valentine" triste. La oferta es lujuriosa y a menudo esos standards se repiten con una frecuencia que ya roza lo esperpéntico. Una y otra vez rememorando un pasado de humo y micrófonos en la niebla de un local, allá perdido, en cualquier ciudad negroide. Pero también somos conocedores de que, más allá de esa penumbra angosta que dibuja sombras y placeres en acordes disminuidos, siempre habrá un público fiel, borroso, quizás con una copa en la mano. Recordando soledades o quién sabe: tal vez también y simplemente, dejándose arrastrar por lo maravilloso del género.
Kurt Elling es otra cara del panorama jazzístico americano. Llegados a este punto puede ser que los puristas estén preparando su contienda para combatir estas palabras. Otra voz, y así seguro que me guardo las espaldas. Grandes improvisaciones y considerado por algunos como el vocalista de jazz más importante del momento, varios premios también sobre sus manos. "Minuano" es una tema original de Pat Metheny que Kurt transforma con una maestría embaucadora desde la primeras notas: un jolgorio repetitivo que decae en la voz y sonríe a veces ante la desmesura.
"Man in the air" (2003) es todo un álbum prodigioso que, ante el gran torrente de lo (casi)todo dicho en el jazz, no aporte una amplia y nueva mirada, pero sí: seguro otra historia contada con sabias palabras, sobre pasiones finitas, pero que como cualquier cordaje de sonidos, se torna inmortal al salir de la boca.
Y buen sábado.