
Permitidnos que hoy, antes de recomendaros una canción, os contemos una historia. Ocurrió hace unos cinco años aproximadamente y su protagonista es una chica de la provincia de Jaén a la que, por salvaguardar su intimidad, llamaremos María*.
Pues resulta que María conoció a Mikel, se gustaron, tomaron algo y decidieron pasar la noche juntos en casa de él. En aquel ático ocurrió lo que tuviera que ocurrir, y a la mañana Mikel se levantó para irse a trabajar. María se disponía también a abandonar el piso, pero Mikel, caballerosamente, le dijo que se quedase durmiendo cuanto quisiera, que tomase lo que le apeteciese para desayunar y que al marchar simplemente tirase de la puerta.
Así pues, María se quedó mientras él partía, aprovechando para dormir un poquito más. Al despertarse de nuevo, ya sola, sintió necesidad como toda persona de aligerar el cuerpo por la mañana. Entró al baño, se sintió como en casa y... ¡horror! ¡La cisterna no tenía agua!
"Bueno, no pasa nada, tendrá algún cubo por aquí. Lo lleno con la ducha y listo"Pero no, resulta que el agua estaba cortada en todo el bloque, y aquello no parecía tener solución.
A problemas desesperados, medidas desesperadas, que debió decirse María. Buscó una bolsa de plástico y, como quien recoge los excrementos de su mascota por la calle, se dispuso a no dejar rastro de su paso por aquel baño.
Una vez solucionada la difícil papeleta, ya se permitió el lujo de desayunar, arreglarse y escribir una bonita nota donde le proponía a Mikel repetir lo de aquella noche. Le dejó sus datos para poder contactar de nuevo, recogió sus cosas y todo lo que había dejado por medio y se marchó tirando de la puerta, tal y como él le había dicho.
Y en ese momento se percató de su grandísimo error. La bolsa con la prueba del delito se había quedado en la cocina, junto a la romántica nota, y ella ya no tenía manera de volver a entrar en esa casa. Si ya habría sido malo dejar el marrón en el servicio y parecer una guarra, mucho peor era dejarlo en una bolsa, con una nota, y parecer una loca.
En este punto, es cuando muchos de vosotros ya imaginaréis el desenlace. Él no es otro que Mikel Izal, vocalista y compositor de la banda Izal. Y ésta es la historia real de qué se esconde detrás de "Extraño regalo", la canción que se desarrolla desde el momento en que él vuelve a casa ese mismo día.
Para los fans que se preguntaban cuál era el extraño regalo, he aquí la rocambolesca explicación que algunos sospechaban pero no sabían a ciencia cierta. Es más, no nos consta si el propio Mikel sabe por qué le dejaron ese regalo, aunque en la propia canción podemos escuchar sus fantásticas cábalas al respecto.
Esperamos que os guste, al menos más que a Mikel.
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