Resacosos los que hoy nos leen, excepto aquellos fieles seguidores del gran concierto vienés que tiñe el primero de enero de gran solemnidad. Yo a todos les deseo actitud ante las adversidades, que el día de hoy sea concluso y determinante, para afrontar lo que viene. Les deseo, sobre todo, democracia. Porque quizás, cuando hasta el último gin tonic nocturno se haya derretido por las calles de humedad y chocolate de desayuno, quizás sólo entonces, este país amanezca otro. No más puro ni más bello. Eso es imposible, pero sí más limpio de conciencia, como si la fiesta y el jolgorio de todo lo anterior hicieran renacer lo bello de las cenizas.

“Dimocransa” es pues, lo que os deseamos. Como ya lo fuera la gran Cesária Évora en toda la tradición de la música caboverdiana, Mayra Andrade se erige recogiendo su testigo como aquella musa mitad cubana y criolla que, con indiscutible personalidad, ha sabido mezclar el calor con los atardeceres de los animales insulares. Navega (2006) dibuja el tinte acuático a las palabras que suenan en su origen lusas. Títulos sugerentes y cantos siempre de pájaros. También en la organización de los hombres existe la belleza.

Feliz Año, pues y feliz democracia. A rescatarla.