
Hace unos días me reencontré con Ojalá, el tema más conocido de la obra del cantautor y trovador cubano Silvio Rodríguez. No es que no la hubiese escuchado antes, es más, la tenía guardada en una lista de favoritas de Spotify, pero nunca antes había puesto atención a la singularidad de este tema, tanto por lo musical como por la lírica. Y la verdad es que pocas cosas me gustan más de escribir en dSong que el hecho de obligarme a escuchar con más tranquilidad las canciones que recomiendo, y sobre todo a descubrir el significado de las mismas, y no quedarme en la simple y egoísta escucha del me gusta, o no me gusta.
Ojalá es mucho más que una canción. Ojalá es una poesía, que sin música te seduce, y que con la música y la voz de Silvio te conquista del todo. Una poesía sin rima, sin una métrica uniforme, y con una lírica imprevisible. Sin embargo, en lo musical no es una pieza que se caracterice por una complejidad melódica, sino todo lo contrario: se basa en un leitmotiv melódico bastante simple.
Silvio escribió esta canción mientras estaba haciendo el servicio militar, allá por el año 1969. Aunque muchas veces se ha creído que se trataba de una canción con significado político, dirigida a algún alto mandatario político, Silvio ha aclarado en diversas entrevistas que se trata de una canción dedicada a Emilia Sánchez, su primer amor serio, un amor frustrado por las circunstancias de la vida, a quién había querido entre otras cosas por su inteligencia, y por todo lo que le había enseñado mientras estuvieron juntos.
Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.Y digo yo... Ojalá, algunos tuviésemos la capacidad de los genios como Silvio para decir tanto con tan pocas palabras.
Comentarios