
No es el nombre que yo habría elegido para mi banda, la verdad. Ni de broma. Pero dejando a un lado el nombre, el resto es bastante, bastante bueno. Divertido, sobre todo.
La historia no tiene nada de particular, sinceramente: grupo joven se junta, comienza a ensayar y grabar algunos ensayos; termina grabando una maqueta, luego un EP y se produce esa combustión rápida que hace que todo comience a andar sin darse ni cuenta. Y aquí estamos, cinco años después con dos discos de estudio y, por desgracia, sin mucho éxito en los bolsillos. Al margen de sus dos o tres temazos que cautivaron a gran parte del público norteamericano.
Su primer disco de estudio, producido por su mismísimo batería, se llamó "Never trust a happy song" y supuso un punto de inflexión en sus vidas: sobre todo por un tema en particular que se colocó en el primer puesto en las listas alternativas de Estados Unidos y que los catapultó a primera plana del circuito indie: "Tongue tied".
Música divertida, muchos coros, buen rollo y buenas ideas, sin duda. Esperemos, que pueden tener mucho más que dar aún.