
No se puede negar el que algunos videojuegos han trascendido a la cultura popular de internet, también llamada últimamente como la cibercultura. Se trata sobre todo de videojuegos muy populares, algunos de ellos con unos cuantos años a sus espaldas y que, con el paso del tiempo, esas generaciones que los jugaron en su momento como niños ahora son adultos. Unos adultos que han ido engrandeciendo los bonitos y divertidos recuerdos que tenían de los mismos de cuando eran pequeños, entre los que yo me incluyo.
Esa "nostalgia videojueguil" que nuestra generación es la primera que va a padecer, es la que yo invoco con el artículo de hoy; un homenaje a esos videojuegos de principios de los años 90s que se han quedado grabados en nuestra memoria, melodías que rápidamente asociamos a esos títulos con los que jugamos de pequeños con nuestros hermanos, primos o amigos.
No se me ocurría mejor ejemplo de todo esto que el siempre legendario The Secret of Monkey Island, del aclamado diseñador y director Ron Gilbert. Una aventura gráfica del año 1990 cuyo universo de piratas destaca por su rebosante y destornillante humor, algo que ha cautivado a millones de jugadores en todo el mundo. Y al igual que las buenas películas, este juego no se hubiera categorizado de "obra maestra" sin una buena banda sonora, trabajo que corrió mayormente a cargo de Michael Land. Una banda sonora plagada de simpáticos ritmos caribeños que en aquel lejano 1990 fueron grabados en una arcaica calidad de 8 bits, algo que no supuso ningún problema para que adorasemos aquella sintonía en aquellos años.