
La vida pasa deprisa en las grandes urbes. Lo pude comprobar de primera mano en una reciente visita a la ciudad condal. Adaptado a la vida en una pequeña provincia, el día a día de la gran ciudad no mata, pero agobia. Cosas de las grandes ciudades: o las odias, o las amas.
Hay quién se adapta a esa prisa, y la transforma en calma. De este modo, deprisa pero sin urgencia, ve la luz el segundo LP de los barceloneses “La legendaria familia Stinson”, una banda con ya casi una década de andadura, pero que comienza su carrera discográfica en el año 2010. Tras un par de EPs y un LP que les ayudan a darse a conocer en distintos puntos del país, es en verano de 2014, concretamente en el pasado mes de Junio, cuando ve la luz “El año que todo pasó”, su segundo larga duración.
Hasta entonces, y desde que los Stinson comenzasen a autoeditar este segundo LP, pasó en torno a un año. O lo que es lo mismo: 12 meses. Probablemente no tenga nada que ver, pero también son 12 los temas que lo componen. 12 maravillosos cortes que cantan a lo que en estos tiempos difíciles les hace mantenerse a flote, pero también a la vida, al amor puro y a los amigos que se ven obligados a marcharse lejos.
Probablemente condicionado por el estado anímico en el que me encontraba cuando le di la primera escucha, me resulta complicado no destacar el último corte del álbum, un tema titulado “Cantaré a los almendros”. Melancolía en estado puro para este otoño que a penas ha comenzado a desperezarse.