Han pasado ya cinco años desde el incidente con Kanye West en los premios VMA de 2009 y el tiempo sólo ha venido a certificar lo que ya se intuía por aquel entonces: Taylor Swift es una de las artistas de más proyección y que mejor se ha sabido adaptar en la industria musical.

Se le podrá criticar que sale a un disco por ex-novio (parece que siempre dedica un dardo envenenado a sus ex en forma de canción en cada álbum), que sus letras rozan en algunos casos la ñoñería, o incluso que se comporta de manera un tanto infantil; pero nadie puede negar su talento y su visión tanto musical como empresarial.

Desde que inició su andadura en el country hasta la actualidad, Taylor Swift ha sufrido una metamorfosis hacia el pop (pasando por el pop-juvenil, ¿pero qué se espera si apenas tiene 25 años?), ha creado un emporio alrededor de su figura y todo lo que toca se convierte en oro: fundaciones, perfumes, películas… y, por supuesto, música.

Su quinto álbum de estudio se titula “1989” (2014) y se publicó en octubre del año pasado. Fue directo al número 1 en varios países, recibió buenas críticas en general, y vendió más de un millón de copias durante la primera semana (convirtiendo a Swift en la primera cantante que consigue ese hito con 3 álbumes diferentes).

En el disco podemos encontrar la recomendación del día “Blank Space” junto a otros temas como el marchoso “Shake It Off”, (el algo más soso) “Welcome to New York” o “Out of the Woods” (escrita junto a Jack Antonoff de fun.).

Una curiosidad para terminar: hay un motivo por el que este artículo sólo va acompañado por el video de Youtube y la canción en GrooveShark, Taylor Swift dio la campanada hace un par de meses cuando anunció que iba a quitar su discografía de Spofify y otros servicios de streaming por los bajos márgenes económicos que proporcionaban a los cantantes.