En este mar llamado “internet” proliferan todo tipo de versiones musicales como si de otra clase de  especie acuática se tratase. A veces lo nuevo supera con creces lo que un día otros propusieron como himno y son otras también las ocasiones en que escuchamos con la certeza de saber, en el fondo y en los oídos, que nada de lo que venga, por muy nuevo e innovador que sea, podrá ni siquiera igualarse a esa canción “madre”.

“Green Grass” es el tema que un día hizo famoso el por todos conocido Tom Waits. Cuentan de Tom que su voz se inspira en los escritores de la generación beat, en ese sórdido Kerouac y en el realismo sucio de Bukowski. Una voz condenada (a caso hecho) a la autodestrucción.

La basileña Cibelle es la encargada en este caso de dar esa otra redimensión, quizás más cerca de la sodade que del oscurantismo de Waits, a este tema. The shine of dried electric leaves es el álbum que incluye temas prodigiosos como “Train Station” o “London, London”, más propio de un paseo por Copacabana que de una colaboración con su colega y músico Devendra Banhart. No obstante, en la versionada “Green Grass” siguen existiendo guiños a esa voz rajada y ronca que parece haber pasado la infancia en un pozo, leyendo ese “On the road”.

“Segundas partes nunca fueron buenas”, se dice. Tomemos el tema de hoy como ejemplo para repensar el dicho.