
No es la primera vez que la portentosa voz de Anna Calvi aparece en este blog. El pasado mes de enero, Beita nos trajo "Desire" y el hechizo ya cursó efecto.
Siempre he pensado que Jeff Buckley, de poder reencarnarse, lo haría en el cuerpo de esta mujer. Y no sólo por el misterio que se esconde tras su penetrante mirada, que también, sino por su virtuosismo a la hora de tocar la guitarra eléctrica y su magnífica voz que hace las delicias de todo aquel que cae rendido a sus pies. Un binomio mágico. Hipnotizador.
Hipnotizadora era, a su vez, Jezabel, esposa de Acab (rey de Israel allá por el siglo IX a.C.). Jezabel no era israelita y, por tanto, no creía en Yahvé. Adoraba a Baal, así que arrastró a su moldeable marido al culto de este dios prohibido en Israel y, con él, a todo su pueblo. Esta mujer manipuladora y arrogante se encargó de matar a todos los profetas que enviaba Yahvé mientras su pueblo vivía en una orgía permanente, de ahí que el nombre de Jezabel tenga connotaciones diabólicas desde un punto de vista religioso. Finalmente fue el profeta Elías el encargado de acabar con tal despropósito y Jezabel murió al ser tirada por la ventana por sus propios eunucos.
Este controvertido personaje bíblico fue el sustrato de la Jezabel de Wayne Shaklin, que en su día interpretaron Frankie Laine y Edith Piaf. Ahora es Anna Calvi la que se atreve a narrar las bondades de esta pérfida mujer en una versión épica que se incluye en el que es su único disco, "Anna Calvi" (2011). Con esta sublime interpretación, ¿quién no quiere ser Jezabel?
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