La simbología que se fija en la retina. Distinguimos más con fuerza regalada que con destreza los tonos para aprender a discernir la palabra de otra. El verde es esperanza y el negro poca suerte y deterioro. En el cine ya lo supo ver Kieślowski con aquella preciosa Juliette Binoche tocando cristales con delicadeza. Colores. También aquella niña de rojo en que Schindler fijaba su visión ante el horror. El color, la duda o el estremecimiento, también en la música. La sinestesia de Messiaen y todos aquellos cambios de sentido en el sonido.

"Becomes the color" es uno de los temas principales de la recién estrenada Stoker (Park Chan-wook, 2013), una película que apuesta, además de por un argumento punzante, por una serie de colores que la conforman en su significado. Emily Wells es la multiinstrumentista autora del tema. Merece la pena indagar en su obra y detenerse en las imágenes. También, claro, en esa letra que canta la transformación de los tonos. Así es como el color se convierte.

Buen sábado y de paso, amarillo bajo el sol.