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Crónica del Arenal Sound 2013

Johnbo 08/08/2013 Sin comentarios

Que a la época estival sólo le falte una letra para ser la época festival es una de esas pequeñas casualidades que parecen buscadas a propósito por el destino. En estos días los conciertos multitudinarios se multiplican por las costas y por el interior, aprovechando el calorcito, el tiempo libre y las ganas de disfrutar de la música.

Este pasado fin de semana tuvo lugar en la localidad castellonense de Burriana la 4ª edición del Arenal Sound. Un festival muy joven, pero que seguramente sea el que mayor crecimiento ha experimentado en este lustro, ya que de la nada ha llegado hasta las 280.000 almas que reunió en esta edición 2013.

Entre sus fuertes, un extenso cartel que obliga a dilatar el festival hasta los 4 días de forma oficial, que en verdad se convierten en 6 si se tienen en cuenta las actuaciones previas, que incluían a artistas de la talla de Xoel López, Mendetz o Second, junto con múltiples DJs. En total, entre el martes y el domingo pasaron más de 120 bandas de distintos estilos, con lo que es difícil no acertar.

Otro de sus atractivos es el enclave en el que se desarrolla, junto a la playa del Arenal, teniendo incluso uno de sus escenarios en una pequeña cala, en la que también hay instalada una piscina para refrescarse entre canción y canción si se decide acudir a uno de los conciertos que se desarrollan con el sol aún alzado sobre las cabezas.

Y en general, el hecho de que todo el recinto esté en una enorme explanada, sin pasillos ni puertas, y que los dos escenarios principales se alternen para nunca solaparse, hacen que para el espectador sea cómodo y sencillo presenciar los conciertos sin tener que perderse a alguno de sus grupos favoritos ni abandonar un escenario 15 minutos antes por temor a las aglomeraciones.

Curiosamente este año los principales cabezas de cartel han sido dos grupos británicos: los ingleses Editors, el primer día oficial de conciertos, y los escoceses The Fratellis, reservados hasta el domingo como último plato fuerte.

Los de Birmingham estuvieron muy correctos. Alternancia entre canciones fuertes y pausadas, con especial expectación entre el público cuando sonaban acordes como los de Smokers outside the hospital doors o Munich. Sin embargo, Tom Smith y compañía deberían saber que no siempre basta con aumentar la potencia de la batería y alargar el estruendo de los riffs de las guitarras para conectar con el público. Faltó complicidad y sólo en el cierre de su actuación, cuando por fin hicieron sonar Papillon, los fans saltaron y gritaron como se puede esperar de un concierto de este calibre.

The Fratellis, por su parte, plantearon un concierto non-stop. Ni la rotura de una cuerda de su guitarra pudo hacer que Jon Fratelli se detuviera, y de hecho ni siquiera conversaron con el público entre canción y canción, como si estuvieran obligados a correr para tocar todo su repertorio. Repertorio en el que no pudieron faltar Henrietta, Flathead y, sobre todo, Chelsea Dagger, cuyo "chururú chururú" resonó en las aproximadamente 50.000 gargantas presentes.

Por la parte española, el mayor peso recayó sobre Lori Meyers, Dorian e Iván Ferreiro. Los granadinos y los barceloneses (abonados al festival, sólo han faltado en una ocasión), realizaron un calco de sus conciertos de la semana anterior en el Low Cost, incluida la aparición "por sorpresa" de Anni B. Sweet para acompañar a los Lori en El tiempo pasará en lo que empieza a convertirse en un clásico del verano. Igualmente Dorian alcanzaron el cénit de su actuación al interpretar La tormenta de arena, tema que incluyeron en la banda sonora de 3MSC y que hizo las delicias de las más jóvenes.

En cuanto a Iván Ferreiro, el vigués está ya más que curtido en escenarios y sabe de sobra que si quiere tocar sus canciones más íntimas y personales, tiene que hacer concesiones al público, como en sus Confesiones de un artista de mierda y regalar clásicos de su época Pirata, como Años 80, El equilibrio es imposible o Promesas que no valen nada. Sin embargo, ni estos guiños ni su enorme talento disculpan que a veces quiera cantar a cámara superlenta o que pretenda que el público cante Insurrección sin apenas acompañar con un par de acordes para que la muchedumbre se coordine un mínimo. Pero es que Iván se siente tan cómodo en el escenario que se permite lujos como el de afirmar que ha eliminado Turnedo de su repertorio y que en su lugar va a versionar a Amaia Montero (aunque finalmente sea a Maga a quien versione, para enlazar Diecinueve con Turnedo).

Una cosa curiosa del Arenal Sound es que a menudo el teórico tercer escenario congrega más expectación que el segundo. Esto es lo que ocurría con muchos grupos españoles que, por su calidez, por su buen rollo o por lo que sea, eran relegados al escenario de la cala y la piscina, donde se vivieron algunos de los conciertos más divertidos.

Con apenas uno o dos éxitos reconocidos entre el público, bandas como La Pegatina, Canteca de Macao, Bongo Botrako o Efecto Pasillo consiguieron que la gente se moviese sin parar, el sudor hiciese acto de presencia y las camisetas sobrasen al ritmo que marcaban las notas. Conciertos en los que casi apetecía pedir a los artistas que diesen cinco minutos de tregua para recuperar el aire. Incluso La sonrisa de Julia, a los que muchos asociarían con baladas como Llevo tu voz, supieron adaptarse al ritmo de este escenario y ofrecer un concierto vibrante y lleno de ritmo.

Con un cartel tan amplio, también hubo lugar en el Arenal para grupos que se salen de lo convencional, o simplemente de lo esperado por el gran público. Desde los catalanes Manel, con su inconfundible armonía de cuerdas; los provocadores Bonaparte, con performances que incluían desde disfraces de código QR hasta chicas semidesnudas empapadas en pintura; o los divertidísimos Reptile Youth, cuyo cantante, ataviado en una especie de pijama, saltó 4 ó 5 veces al público para, finalmente, darse un enorme trompazo cuando estaba tranquilamente sobre el escenario.

Mención aparte en este capítulo merecen los noruegos Kakkmaddafakka, una banda de esas que llenan el escenario al estilo de Dexys midnight runners, donde no falta un violonchelo, piano y hasta dos coristas con camisa y pajarita que no permitían que el público se aburriese ni un sólo momento. Un conjunto de armas que hacen de su rock-reggae uno de los mejores colofones de fiesta posibles, con Gangsta y Your girl como algunas de las canciones más tarareadas por el público.

Incluso los DJs tuvieron repercusión en las últimas horas de cada velada (¿o debería decir las primeras de cada mañana?). Son un género que apenas tratamos en dSong, quizá porque no está entre los preferidos de nuestros editores, pero es indudable que Steve Aoki o Zombie Kids tienen un tirón impresionante entre los que apenas alcanzan la veintena. Y para los que la sobrepasamos, pueden ser entretenidos como última actuación antes de volver al merecido descanso de cada jornada festivalera, aunque no seamos capaces de aguantar hora y media de cambios de ritmo y "subidón, subidón, subidón".

Al final, aunque nos gustaría irnos de festival cada fin de semana para traeros nuestras impresiones, lo cierto es que necesitamos unas vacaciones, como todo hijo de vecino. Y con el buen sabor de boca que nos ha dejado este Arenal Sound, nos despedimos hasta septiembre, cuando volveremos con muchas más canciones, muchos más descubrimientos y más clasicazos. ¡Feliz verano!

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