Líquido, el estado intermedio de la materia, aquel encargado de transportar nuestras emociones más primitivas: en la sangre, la saliva, la bilis, el sudor...

Liquido (sin tilde, ellos sabrán por qué) es también el nombre de una banda alternativa alemana que emergió a finales de los 90. Todo comenzó con Narcotic, una pegadiza canción que lanzaron a modo de EP en 1996 y que corrió con la fuerza de un torrente por toda Europa, hasta el punto de ser considerada por las radios germanas como la segunda mejor canción de la historia después de Stairway to Heaven.

Esa lluvia de buenas críticas se acabó plasmando en el álbum de debut, denominado también Liquido, en 1999. Sin embargo, la efervescencia de la banda ya había pasado, y sólo Narcotic, esa extraña historia de amor en la que se compara los efectos de Cupido con los de la marihuana o la cocaína, pasó el filtro de los años, siendo lo único que se recuerda de ellos.

Lo intentaron un par de veces más, pero sus discos no alcanzaron repercusión y finalmente en 2009 el grupo se evaporó, dejando el grato recuerdo de una potente y pegadiza canción que ha sido sobreexplotada: desde anuncios de todo tipo hasta convertirse en el himno oficioso del Girondins de Burdeos.

Ya se sabe, los gases están más dispersos. No se los ve, pero ocupan más espacio que los líquidos.