Todos conocemos a Linkin Park. Mi generación vivió su adolescencia con In the end, Numb y muchos otros temas de los primeros discos del grupo californiano. No es de extrañar: era una irrupción en la música que por entonces se escuchaba, algo diferente y que mezclaba sin ruborizarse hip hop con hard rock y algo de electrónica. Y que decir: estaba de moda.

Con el tiempo, Chester Bennington se descubrió como un cantante notable al margen de su estilo, y los instrumentos comenzaron a redescubrirse con una técnica por encima de la media, muy por encima de lo que suponíamos muchos que podrían hacer, pero su popularidad comenzó a caer al alejarse de su estilo, perder su toque con las composiciones y bajar el tono y el volumen de sus álbumes.

No ha sido hasta este año, hasta este 18 de julio, cuando los viejos seguidores del grupo han vuelto al redil. Y es que este sexto album de la banda es una vuelta a sus inicios en muchos aspectos, diviéndose en los temas que parecen traídos del pasado, los temas que deben ser inspirados en System of a Down, y los inclasificables.

No es un disco redondo, pero temas como el que os dejo hoy para escuchar lo valen. Final Masquerade es un tema variable: uno de los temas más suaves, con melodía repetitiva que te devuelve a tiempos más jóvenes.